
El motor W16 de 8.0 litros de Bugatti ha impulsado sus autos hiperdeportivos durante casi 20 años, siendo el único motor de 16 cilindros utilizado en un coche. Este motor, que debutó en el Veyron 16.4 en 2005 con 1,001 PS, revolucionó el mercado con su capacidad de combinar potencia extrema con compacidad. Alcanzaba los 100 km/h en 2.5 segundos y superaba los 400 km/h.
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El sucesor del Veyron, el Chiron, presentado en 2016, aumentó la potencia a 1,500 PS, luego a 1,600 PS, utilizando turbocompresores más grandes y una inyección de combustible mejorada. La idea del W16 se originó en 1997 cuando Ferdinand Karl Piëch de Volkswagen dibujó un boceto en un tren. El desarrollo implicó superar grandes desafíos, dado que no había precedentes para motores con más de 12 cilindros o velocidades superiores a 350 km/h.

El W16 es un motor compacto y potente, configurado en ‘W’, y requirió más de 3,500 piezas ensambladas a mano. Fue necesario desarrollar nuevos sistemas de prueba y enfriamiento para manejar su rendimiento extremo. El motor presenta una sofisticada tecnología de detección de corriente iónica para monitorear y ajustar el rendimiento de cada cilindro, asegurando una operación suave y fiable.

El desarrollo del motor W16 incluyó un complejo sistema de refrigeración con dos ciclos de agua y múltiples intercambiadores de calor. Además, los cuatro turbocompresores del W16, en combinación con su diseño compacto, proporcionan una sensación ilimitada de potencia y aceleración.

El Chiron, junto con sus variantes, continuó superando límites, con el Chiron Super Sport 300+ alcanzando un récord de velocidad de 304.773 mph (490.484 km/h) en 2019. Bugatti ha optimizado el motor W16 a lo largo de los años, logrando un aumento del 60% en su potencia en 14 años. El proceso de fabricación del motor es meticuloso, tomando seis días para ensamblar sus 3,712 piezas individuales.



Este motor, creado con dedicación y precisión, ha definido el estándar de rendimiento en autos hiperdeportivos y seguirá siendo un ícono en la historia de la ingeniería automotriz.

VALLTRO:
El Bugatti Chiron Pur Sport es, sin duda, una declaración de intenciones. En un universo automotriz donde lo digital, lo autónomo y lo asistido ganan terreno cada día, esta versión del Chiron rompe el molde para recordarnos que la conducción —la auténtica, la de manos firmes al volante y mirada fija en la trazada— sigue teniendo un lugar sagrado. El Pur Sport no es un Bugatti para presumir cifras en línea recta, sino para dominar cada curva con precisión quirúrgica. Es una máquina pensada para el conductor que valora más la sensación de control que el mero espectáculo de la velocidad.
Para mí, el Chiron Pur Sport representa una especie de manifiesto romántico en defensa del arte de conducir. Es la respuesta de Bugatti a quienes creen que el placer de manejar se está perdiendo entre algoritmos. En su ligereza, en su aerodinámica activa, en su caja de cambios acortada y en su suspensión más firme, hay un mensaje claro: el verdadero lujo es sentir el asfalto, dominarlo, y hacerlo con elegancia. El Pur Sport es emoción mecánica en estado puro… y una de las más bellas formas de resistencia frente a un mundo cada vez más automatizado.
